Aspectos a tener en cuenta para el diseño del aula Virtual

Durante las dos primeras semanas fuimos reconociendo aspectos didácticos y técnicos que deben tenerse en cuenta al momento de incorporar el aula virtual en propuestas de enseñanza.

Estas semanas iniciaremos el proceso de diseño de un aula virtual. Para comenzar abordaremos aquellos aspectos que se ponen en juego al momento de planificar la incorporación del aula virtual en un espacio educativo.

Lo primero que debemos tener en cuenta como docentes, es recordar que la herramienta debe adaptarse a la propuesta educativa y no al revés. Esto implica comprender que el uso que se realiza del aula virtual en las prácticas docente, está estrechamente relacionado con la propuesta metodológica, es decir con la manera en la que el docente organiza los conocimiento conceptuales, actitudinales y procedimentales;  determinar ciertas actividades de aprendizaje y la dinámica de clase. Este proceso conlleva que los docentes estructuran la presentación de contenidos a través de diversos formatos y lenguajes, (por ejemplo el uso de apuntes, imágenes, clases virtuales, videos, etc).  En función de dichos contenidos, se especifican objetivos de aprendizaje que se van propiciando por medio de diversas actividades propuestas a los alumnos. Ambos componentes, contenidos y actividades, van dando forma a la dinámica de la propuesta que se pone en marcha en un espacio (físico y/o virtual) que se constituye en el lugar de encuentro entre docentes- alumnos, alumnos- alumnos.

Así el aula virtual y presencial se configura en un espacio comunicativo donde se observa la existencia de ciertas reglas y regularidades que no se producen en otros contextos comunicativos. Pero no debemos caer en el error de simplificar el aula virtual (y la presencial) como mero escenario donde se escenifica a modo de un guión ya establecido de antemano los roles de docente y alumno. Sino que lo que realmente sucede en ella, esto es lo que hacen y dicen tanto el docente como el alumno, es en gran parte el resultado de un proceso de construcción conjunta dada a través de las prácticas de enseñanza. Estas prácticas implican la interacción entre los elementos de la tríada didáctica, o lo que es lo mismo, implica que el docente interactúa con el alumno en función del conocimiento.

 

La incorporación del aula virtual implica, en este sentido, un verdadero reto pedagógico, nos preguntamos: ¿cómo utilizar las aulas virtuales para que faciliten tanto la retención, como la comprensión y el uso activo del conocimiento?, una posibilidad es procurando generar ambientes de aprendizajes significativos.

Los ambientes de aprendizaje significativos implican un conjunto de elementos que favorecen las condiciones para que los alumnos logren actividades de comprensión. Entendiendo la comprensión como “capacidad de pensar y desempeñarse flexiblemente con los conocimientos que cada uno dispone” (Stone Wiske et al., 2005, p.125). Para ello, en dichos ambientes debería predominar un tipo de actividad: las denominadas desempeños de comprensión, esto es, acciones donde los alumnos “piensen por sí mismos y lleguen a ser capaces de aplicar lo que saben apropiada y creativamente” (Stone Wiske et al., 2005, p.125).

Lograr desempeños de comprensión en los alumnos no es una tarea fácil. Sin embargo, el docente como par avanzado (en términos vigotskyanos) tiene mucho por hacer. La incorporación de las aulas virtuales supone nuevos desafíos, una oportunidad de mejorar las prácticas pedagógicas y de andamiar el proceso de aprendizaje de los alumnos a través de la construcción de una amplia variedad de actividades que ponen en juego diversos procesos cognitivos.

 

Dicho esto, surge la pregunta: ¿cómo planificar ambientes de aprendizaje significativos, aprovechando el potencial que nos brindan las aulas virtuales? Una posible respuesta es mediante las secuencias didácticas. Los ambientes de aprendizaje significativos y las secuencias didácticas.

Las secuencias didácticas constituyen una poderosa herramienta de planificación de la práctica pedagógica. Entendemos por secuencia didáctica (SD), siguiendo los aportes de Coll, Colomina, Onrubia y Rochera (1992) como: “la unidad mínima del proceso de enseñanza y aprendizaje que reúne todos los elementos definitorios de éste proceso: unas intenciones educativa, finalidades u objetivos delimitados; unos contenidos específicos, que son objeto de enseñanza y aprendizaje; un conjunto de actividades de enseñanza y aprendizaje; que se ponen en marcha en un determinado orden con el propósito de asegurar el aprendizaje de esos contenidos; y unos criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación que permiten valorar el grado en que los alumnos y alumnas han aprendido los contenidos en cuestión y han alcanzado las finalidades pretendidas.” El eje fundamental en las SD son las actividades, las cuales son pensadas de manera ordenada, estructuradas y articuladas, siguiendo un progresivo nivel de complejidad a fin de alcanzar objetivos de aprendizaje. Cuando hablamos de actividades se puede pensar en una variada gama de las mismas a saber: trabajo en casos, simulaciones, juego de roles, indagación, análisis, ABP, exposición, diseño, etc.

Como metodología de planificación, la SD no tiene una extensión determinada, puede por ejemplo abarcar un tema o unidad de una materia, un tema trasversal a varias asignaturas, desarrollarse en un módulo de 45 minutos, encuentros de 2 o 3 horas, en varias clases o varios meses. Puede tratarse de la planificación de un solo docente o de varios profesores. Entonces, la secuencia didáctica:

  • Supone la planificación al corto plazo, pero enmarcada dentro del mediano y largo plazo.
  • Posee orden (sucesión premeditada e interrelacionada entre actividades) y ritmo (desarrolladas en un período de tiempo dado).
  • Están orientadas al desarrollo de una unidad conceptual (posee una unidad de sentido en sí misma, un comienzo y final, aunque interrelacionada con otras secuencias didácticas).
  • Deben ser posibles de ser planificadas, desarrolladas y evaluadas.
  • Tiene supuestos psicológicos, epistemológicos y pedagógicos subyacentes (que es necesario objetivar, pues le dan sentido a las mismas).
  • Debe indagar sobre los conocimientos previos de los alumnos (alumnos situados en un determinado grupo-clase y en una determinada institución).
  • Deben posibilitar el aprendizaje significativo de los alumnos.
  • Deben posibilitar la metacognición (tanto en alumnos como en docentes).

En este punto, y a los fines de guiar la construcción de las secuencias didácticas, les presentamos cinco pasos que, de manera general, nos brindarán un mapa a seguir en cuanto al diseño de actividades que involucren la incorporación de las aulas virtuales:

1.- “Desarrollar los Objetivos de aprendizaje”: debemos tener en claro qué objetivos de aprendizaje deseamos propiciar en nuestros alumnos.

2.-“Decidir las estrategias de enseñanza que se van a utilizar”: en función de los objetivos de aprendizaje, el grupo de alumnos y el contexto institucional, comenzamos a decidir qué rol cumplirá tanto docentes como alumnos. ¿Se propiciaran instancias de trabajo en grupo? ¿Se brindará mayor autonomía a los alumnos en sus procesos de aprendizaje? ¿Será la figura del docente un eje fuerte en la propuesta? ¿Se pedirá la colaboración de colegas, padres, etc.?

3.- “Diseñar y seleccionar las actividades de aprendizaje”: qué acciones se propondrán a los alumnos a fin de poner en marcha nuestra estrategia de enseñanza que nos permitirá alcanzar los objetivos de aprendizaje planteados.

4.- “Seleccionar las estrategias de evaluación”: de qué manera podré comprobar que se van alanzando los objetivos de aprendizaje deseados a través de ciertas actividades propuestas bajo una metodología de enseñanza determinada.

5.- “Seleccionar y articular las herramientas o los recursos del aula virtual para las actividades”: ¿qué herramienta/s del aula virtual sería más propicia/s para las actividades propuestas? ¿Potencian dichas herramientas o recursos el desarrollo de los objetivos de aprendizaje? ¿Son apropiados dichos recursos para el grupo de alumnos? ¿Estoy reemplazando una tecnología tradicional (cuaderno, lápiz, etc.,) por una nueva? ¿Dicho reemplazo consolida más fuertemente los procesos de aprendizaje de los alumnos?. (Manso, M et.al.: 2011)

 

Otro aspectos a tener en cuenta al momento de incorporar las aulas virtuales en nuestras propuestas educativas, son los relacionados a las cuestiones y conocimientos técnicos. Es decir la infraestructura disponible, así como los recursos tecnológicos y humanos y los conocimientos sobre el uso del aula virtual que los docentes tienen; de lo contrario quizás podríamos caer en el error de gestionar una actividad que luego al momento de darle seguimiento y evaluarla supere nuestras posibilidades. Por ejemplo, si en el marco de determinado contenidos deseamos que los alumnos brinden argumentaciones y opinen sobre las de sus compañeros, pudiera proponer un trabajo de debate utilizando el recurso foro, solicitándole a los alumnos al menos dos participaciones; a la asignatura la cursan 40 alumnos, al finalizar la actividad el equipo de cátedra deberá leer y evaluar 80 participaciones como mínimo.

 

Un último aspecto que debemos recordar cuando comenzamos a utilizar las aulas virtuales, es la necesidad de pensar una verdadera articulación entre las actividades presenciales y las virtuales, para que no se trate de dos ámbitos paralelos sino de un mismo contexto educativo. 

Ahora bien, llegado este punto de la lectura, estamos en condiciones de avanzar sobre el significado didáctico de concepto muy utilizado como es el de "Innovación educativa".