Actividad de intercambio obligatoria

En esta interesante disertación que brinda una mirada comprensiva sobre la etapa de transición desde la cultura del “saber sólido” al “saber líquido”, con respecto a lo viejo y lo nuevo, en la que viejas prácticas docentes, metodologías, formatos,  se implantan o intercalan con el uso de las TIC y el e-learning, hay dos aspectos que parecen importantes engranajes de la problemática. Uno es la intención de los docentes (y las instituciones) de adoptar las nuevas propuestas para ser utilizadas en su práctica, no sólo para aggiornarla (modernizar-adaptar)  sino también con el fin explícito de ampliar el espectro de intercambio con los alumnos y brindar nuevas oportunidades. El otro aspecto es la dificultad que ello conlleva, implicando fundamentalmente la necesidad constante de tener una actitud proactiva hacia la formación y actualización docente. Es decir, el docente debe desarrollar competencias relacionadas al uso de la tecnología, de tal manera que pueda propiciar el funcionamiento de una verdadera comunidad virtual de aprendizaje -incluyendo sobre todo la participación activa del alumnado (evitando así caer en el uso del entorno virtual como un espacio de publicación de contenidos). Por otra parte, queda implícita la necesidad por parte de las instituciones de renovar la noción sobre la dedicación del docente al realizar la práctica en el entorno digital. El autor plantea puntualmente que “no se reconoce oficialmente el tiempo de docencia en espacios virtuales”, a pesar de la reformulación de los tiempos y espacios que implica el uso pedagógico del e-learning. Esta adaptación podría ser un de los impulsores protagónicos en el pasaje hacia la docencia virtual.