Luego de leer todas y cada una de las intervenciones, debo principalmente felicitarlos por el alto compromiso por cumplir con la actividad y por hacerlo desde una perspectiva reflexiva.
En líneas generales se plantearon o replantearon cuestiones relacionadas a la resistencia en incorporar el aula virtual en las prácticas de enseñanza y en los procesos de aprendizaje tanto por parte de los alumnos como de los docentes.
Resurgió el tema de la necesidad de que los docentes universitarios avancen en una formación desde lo pedagógico-didáctico, formación que también debe implicar lo correspondiente al uso y diseño de recursos tecnológicos como las aulas virtuales. Formar profesionales en este mundo implica no sólo una formación desde lo disciplinar y ética, sino también prepararlos para un mundo cada vez más tecnológico. Esto conlleva replantearnos las capacidades que deseamos que los alumnos desarrollen a lo largo de la formación universitaria.
Ahora bien, es necesario partir de una nueva concepción sobre el enseñar y el rol del docente, sobre el aprender y el rol del alumno y sobre el lugar de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Es fácil caer en replicar viejas prácticas docentes en nuevos entornos, esto formará parte de la vigilancia epistemológica que como docentes deberemos hacer constantemente.
Otra deuda pendiente es el reconocimiento institucional que implica en la labor docente incorporar las tecnologías a las propuestas educativas.
Todo esto vuelva a afirmar la esencia del ser docente, donde la incertidumbre y el aprendizaje constante se constituyen en pilares de la tarea de cada profesor y eso hace de esta labor algo único.
Cariños
Debora