Aprendizaje y herramientas culturales

Para comprender mejor lo que implica aprender es pertinente delimitar en primer lugar que el aprendizaje es una modificación relativamente estable de las pautas de conductas realizadas en función de lograr una adaptación al medio en que vive el individuo” (Gvritz y Palamidessi: 1998) es la organización e integración de nueva información o conceptos a la estructura cognoscitiva de los sujetos.

El aprendizaje es una actividad social y culturalmente distribuida que puede interpretarse desde la propia cognición y el intercambio con los otros sujetos sociales. Pero además debemos considerar los procesos psicológicos que operan en una cultura, en una comunidad concreta. Es decir que las personas piensan de manera compartida y asociada con otros, y con la ayuda de herramientas y medios que la cultura les proporciona.

Ante esta posibilidad podemos afirmar de que existe una gran relación entre la situación de aprendizaje y el contexto.

El aprendizaje situado es un enfoque socio-cultural, en el cual la construcción de conocimiento se realiza desde actividades con el otro, en un contexto y una cultura determinada.

Por lo tanto si el aprendizaje es un proceso compartido y situado, el conocimiento se construye socialmente con los esfuerzos en colaboración para lograr los objetivos planteados. Podemos decir que la información se procesa a través de los individuos y de los instrumentos y artefactos proporcionados por la cultura.

Para poder comprender este proceso, tomaremos el planteo de Bruner (1988), quien entiende que el aprendizaje implica un dialogo entre los aspectos psicológicos y los aspectos culturales. El autor expone dos aspectos claves en este dialogo: el primero implica que la cultura da forma a la mente, y esto es así pues la cultura nos brinda herramientas que son imprescindibles para construir nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. Es decir, cuando aprendemos creamos significados que logramos gracias a nuestras experiencias con lo social. En este punto Vigosky nos ayuda a comprender este proceso al desglosarlo en dos momentos, el autor nos dice que el aprendizaje tiene lugar primero en un momento interpersonal (en el contacto e interacción y diálogo con otros sujetos) y luego de forma intrapersonal (al interior de la cognición de cada sujeto).

En el segundo aspecto, Bruner plantea el carácter culturalmente situado de toda la actividad mental. Es impensable poder llegar a entender la actividad mental si esta no la ‘situamos’ en un contexto cultural. Sin embrago este planteo lejos está de ver el aprendizaje como una mera representación lineal de la cultura, si bien la construcción de significados se efectúa en un contexto cultural particular, esto se entremezcla con la singularidad de cada sujeto, con su biografía, sus estilos de aprendizaje, sus ideas previas.... en definitiva con su subjetividad. A la vez, durante este proceso de construcción de significados, nos encontramos constantemente interactuando con herramientas y medios que la cultura nos proporciona.

Como vemos el conocimiento y el aprendizaje son procesos situados. El conocimiento esta socialmente situado por el hecho de que se ejerce siempre en relación con las situaciones en las que se encuentra el sujeto, entonces conocer se convierte en una relación entre el sujeto y su contexto material y social que definen las circunstancias de la acción del mismo.

Justamente, siguiendo esta línea de análisis, encontramos lo planteado por G. Salomón; D. Pekins y R. D. Pea (1992) quienes, partiendo de considerar que el desarrollo de la cognición se encuentra situado en una sociedad y cultura, analizan cómo algunas características intrínsecas de los medios inciden en los procesos de aprendizaje llegando a considerar lo que denominan “cognición distribuida”.

Ante esto último es importante citar los aportes de Pea (1993), quien sostiene que en el proceso de aprendizaje no solo interfieren los factores del entorno social y cultural, sino también, los entornos artificiales [o herramientas tecnológicas] que se constituyen en vehículos del pensamiento. Como sostiene Salomón (1993), el ordenamiento, las funciones y las estructuras de esos entornos cambian durante el proceso para convertirse en verdaderas partes del aprendizaje, producto de una asociación cognitiva entre elementos culturales, sociales, situacionales y tecnológicos, integrados estrechamente entre sí y que interactúan al interior de cada uno de los individuos inmersos en el proceso de aprendizaje.

Actualmente, al plantear la integración entre cognición y entornos sociales y artificiales, la colaboración entre aprendices y computadoras, podría dar como resultado un mejor aprendizaje, que no puede atribuirse sólo al pensamiento del individuo. Este planteo es también “revolucionario” para pensar nuevas alternativas del aprendizaje virtual. La consideración del contexto social y sus “artefactos” materiales como vehículos del pensamiento, nos amplía el panorama sobre nuevas estrategias para optimizar el aprendizaje, utilizando tecnologías.

Es importante destacar el papel sustantivo que tienen las herramientas tecnológicas en la formación de procesos mentales y en la construcción de conocimientos, contribuyendo enormemente al desarrollo de alternativas diferentes para el aprendizaje y la enseñanza tradicional. Las tecnologías posibilitan, con su incorporación, que los alumnos construyan conocimientos desde -por ejemplo - el uso de simulaciones que nos permiten conocer de una manera virtual el mundo material en el que vivimos, propiciando un mejor desarrollo cognitivo que no lograríamos sin la interacción e integración a las practicas de enseñanza de éstas herramientas. En algunos casos el uso de la tecnología en el aprendizaje es altamente beneficioso.

Si bien podemos afirmar que el aprendizaje lo lleva adelante el alumno en su proceso de estudio, son fundamentales las actividades pensadas para tal fin, ya que el docente colabora en sus resoluciones pues frente al aprendizaje también aparecen ansiedades pues “todo aprendizaje es vivido como un cuestionamiento, una puesta aprueba, un posible fracaso, una amenaza y esto es así por lo nuevo que implica para el sujeto”. (Souto de Asch, M: 1993)

El docente debe enseñar a pensar y a reflexionar, favoreciendo la autonomía de los alumnos… por lo tanto es posible afirmar que el aprendizaje mediado por herramientas tecnológicas modifican las formas de interactuar entre docentes, alumnos y contenidos. 

Es importante entonces reconocer, que en todo proceso de aprendizaje es necesaria la presencia de un docente que acompañe al alumno, pero también es necesario que el alumno se comprometa en la construcción de los aprendizajes de manera responsable, teniendo presente que a medida que modifica sus conductas e incorpora nuevos aprendizajes, desarrolla también habilidades y competencias que le permiten interactuar con el conocimiento en y para diferentes situaciones.